La crisis de mitad de año, parte II
La crisis de mitad de año tiene varias etapas. Una de ellas ocurre en el clóset. A estas alturas, la ropa de invierno empieza a aburrir y vestirse en la mañana comienza a ser un desafío. Uno ya se ha puesto y combinado varias veces lo que tiene y no puede salir a comprar nada, porque en las tiendas ya están vendiendo la ropa de verano. Es frustrante. Ayer debo haberme cambiado de ropa unas tres veces antes de salir...obviamente, llegar a tiempo al trabajo se hace más difícil.
De verdad yo admiro a las mujeres que se producen, en especial en las mañanas. Yo apenas puedo levantarme e intentar llegar a la pega en forma ordenada.
Ayer una amiga me prestó su “flequillera”, para que la probara, porque ahora ando con peinado nuevo. Algo necesario para subir el ánimo en esta “crisis de mitad de año”. El aparatito es un alisador de pelo, pero más delgado y con “cerámica”, no como los viejos de metal. Un verdadero artefacto del siglo XXI. “Es lo máximo”, me dijo. “Además, que cierra la cutícula y el pelo queda brillante”.
Reconozco que estoy un poquito obsesionada con el tema, pero es que me llama la atención. Trabajo con mujeres que traen el enrulador de pelo a la oficina, si es que tienen alguna salida tipo happy hour. A mí jamás se me habría ocurrido.
En plena crisis, abro el clóset en la mañana y la mente se me va a blanco. Hace frío, dan ganas de quedarse en pijama todo el día. Pero las cosas no son así, y hay que hacerse el ánimo. Había pensado que el viaje a Buenos Aires iba a ser la oportunidad de una renovación de guardarropa, pero la crisis fue más fuerte. Por fin se está oscureciendo más tarde. Es la primera señal de que viene la primavera y de que el invierno está en retirada. Ya quiero que sea verano.
De verdad yo admiro a las mujeres que se producen, en especial en las mañanas. Yo apenas puedo levantarme e intentar llegar a la pega en forma ordenada.
Ayer una amiga me prestó su “flequillera”, para que la probara, porque ahora ando con peinado nuevo. Algo necesario para subir el ánimo en esta “crisis de mitad de año”. El aparatito es un alisador de pelo, pero más delgado y con “cerámica”, no como los viejos de metal. Un verdadero artefacto del siglo XXI. “Es lo máximo”, me dijo. “Además, que cierra la cutícula y el pelo queda brillante”.
Reconozco que estoy un poquito obsesionada con el tema, pero es que me llama la atención. Trabajo con mujeres que traen el enrulador de pelo a la oficina, si es que tienen alguna salida tipo happy hour. A mí jamás se me habría ocurrido.
En plena crisis, abro el clóset en la mañana y la mente se me va a blanco. Hace frío, dan ganas de quedarse en pijama todo el día. Pero las cosas no son así, y hay que hacerse el ánimo. Había pensado que el viaje a Buenos Aires iba a ser la oportunidad de una renovación de guardarropa, pero la crisis fue más fuerte. Por fin se está oscureciendo más tarde. Es la primera señal de que viene la primavera y de que el invierno está en retirada. Ya quiero que sea verano.
Comments
Tú no necesitas producirte. Eso está para el resto de nosotras. Si no me crees, pregúntale nomás a Chris.
Saludos a todos!
karen
beware la flequillera...