Drama queens

Cuando uno está en el colegio, en especial un colegio sólo de mujeres, siempre hay una compañera que madura mucho antes que el resto. Ella es la que empieza con las vanidades, la que pololeó primero, la que se ve mayor y la que dejó primero de jugar a las muñecas, mientras las demás nos debatíamos entre ir a la fiesta o jugar con las amigas. Cosas que pasan cuando uno tiene once o doce años.
En mi curso, se llamaba Sofía. Me ahorraré el apellido para mantener el anonimato. Ella fue la que empezó con el drama de los primeros pololeos, saliendo con el hermano mayor de una de mis compañeras que, obviamente, también pololeó con medio curso y creo que hasta terminó casándose con alguna de ellas. Es que el mundo es muy chico. La Sofía fue la primera drama queen y después vendrían otras. Pero ella fue la precursora.
Tal vez el capítulo más interesante de esta historia fue el día en que alguien le leyó la agenda a la Sofía. Su diario de vida. Drama. Consejo de curso para averiguar quién había cometido semejante fechoría. Recuerdo que ya a esa edad me parecía una estupidez. La Sofía llorando, la profesora interpelando al curso para que la o las culpables confesaran...alguien había querido enterarse de este pololeo, que duró apenas una semana. Las mentes de alcantarilla comienza tan jóvenes como a los once años...porque más allá de un beso y una tomada de mano, dudo que hubiera pasado algo más. Eso espero.
Los recuerdos se ponen confusos de ahí en adelante...Las culpables de leer la agenda de la Sofía y causar todo este drama, fueron dos compañeras. Llanto generalizado, discursos sobre el respeto a la vida privada, pedidas de perdón...así terminó ese día en que la tragedia fue la lectura de un diario de vida. Esos son los dramas de los doce años. No sé qué habrá sido de Sofía...se cambió de colegio, creo que en octavo básico. Otras drama queens tomaron su puesto. Yo la recuerdo caminando por los pasillos, con el delantal desabotonado y el pelo castaño claro algo revuelto. Y, a pesar de todo, a pesar de esa aura medio melancólica que sólo tiene la que maduró primero, nunca quise ser como ella. Yo maduré algo más tarde. Tal vez ahora, pasados los 30, pueda darme el lujo de tener algo de una drama queen. Pero sólo un poquito.

Comments

Paz said…
... asi como tambien darte el lujo de tener un diario online y compartir a traves de el un poco de tu vida... solo un poquito ;-)

Mirando hacia atras, yo tambien vivi una experiencia parecida en el colegio. Me tarde un tiempo bastante largo en avisparme... pero sucedio
carinos, Karen
Ceci said…
A todas las que hemos estudiado en colegio de mujeres nos ha pasado alguna cosa que en el momento puede llegar a ser traumante. En todo caso entiendo a las lectoras indiscretas. Yo hice lo mismo con el diario de vida de mi hermana. Y aunque no encontré nada “jugoso” ni que me sirviera para chantajearla a posteriori, nunca me atreví a confesarle mi bajeza.
Pamela said…
A pesar de que estudié en colegio mixto, igual teníamos nuestra drama queen, aunque ella era bastante más precoz, porque como a los 10 ya andaba metida en escandalillos amorosos y se ponía “base“ para ir al colegio. Epoca en que con mi amiga Paula aún andábamos de la mano en los recreos y nos quedábamos econdidas cuando en los cumpleaños jugaban a la pieza oscura. Lo más divertido es que esta drama queen era un clon de su mamá, la mother drama queen, quien cumplía su propio rol en las reuniones de apoderados. Más de algún matrimonio corrió peligro.. decían las malas lenguas en aquella época.

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