Siempre habrá Paris

Caminar por las calles de Paris es emocionarse en cada esquina. Comer crepes con nutella en algún kiosko de Saint Germain, subir hasta la cumbre de la Torre Eiffel, quedar hipnotizado mirando las obras impresionistas en el Musée d'Orsay que, hasta el momento, sólo podíamos apreciar en los libros. Mirar la ciudad iluminada desde Montmartre, recordar a Amelie con el soundrack sonando una y otra vez en la cabeza.
Es verdad, la luz es distinta en Paris. Por eso, ver las imágenes de violencia que nos muestran los noticiarios, me rompe un poco el alma. Porque, como turista, sólo vemos lo lindo de Paris. Lo clásico de sus construcciones, la elegancia de su gente. En los suburbios, la libertad, igualdad y fraternidad por la que lucharon los franceses, parece olvidada.
En estos días me he preguntado si realmente la situación es tan preocupante. Toque de queda, prohibición de reunirse, cientos de autos incendiados todas las noches. Paris envuelto en llamas y hordas callejeras. Al parecer, esto se vive solo en sus alrededores y los turistas siguen visitando la Notre Dame y paseando en bote por el Sena como si nada.
Hay que estar allí para saber qué pasa. Muchas veces, las imágenes de las noticias nos muestran sólo una parte, la que vende y yo, como periodista, debería saberlo. Pero de todos modos, algo pasa. Aunque los turistas no lo vean y las agencias noticiosas lo agranden. Hay desempleo, hay discriminación, hay inmigrantes siendo deportados. Hay un choque de culturas que, desde los atentados a las Torres Gemelas en 2001, está quedando cada vez más en evidencia.
El ministro de Empleo señaló que la poligamia –ilegal en Francia- es en parte culpable de estos disturbios, llevando a veces a un comportamiento antisocial ante la falta de un modelo paterno. Si bien se ha prohibido la visa de entrada al país a más de una esposa, estas siguen llegando ilegalmente. Se calcula que hay entre 10 mil a 20 mil familias polígamas en Francia, en su mayoría procedentes de naciones de Africa como Argelia y Senegal, donde la poligamia sí es legal.
Porque, a nuestros ojos, cuesta entender y aceptar algunas costumbres. Algo de lo que no estamos tan lejos. ¿Cuántas personas en Chile no habrán reclamado porque tienen algún vecino coreano que cocina con demasiado ajo? Basta recordar el episodio del Sauna Mund hace unos años atrás. A ojos de una nación, las cosas se tornan mucho más complicadas que la comida demasiado condimentada. Y así, algo legal en un país, es ilegal en otro.
Hoy, mientras preparábamos este tema desde el punto de vista económico, me topé con un excelente artículo publicado en El Nuevo Herald. Se los dejo.

Comments

Ceci said…
Es cierto, como turistas siempre vemos sólo vemos lo lindo de cada lugar que visitamos. Pero cuando las noticias nos muestran la realidad, nos damos cuenta que los problemas son demasiado parecidos en todos lados y, lo que es peor, las causas profundas son las de siempre: discriminación, pobreza y desigualdad.
En la esquina de un barrio periférico de París se ve lo mismo que veríamos en un barrio periférico de Chile. Jóvenes parados, matando el tiempo, sin mucho que hacer, aparte de fumar hash o soñar con unas zapatillas de cual sea la marca que esté de moda. El colegio los prepara para la universidad, pero la realidad casi siempre les ofrece limpiar baños, podar el pasto o aplanar calles con un currículum que rechazarán luego de leer el apellido de raíz extranjera. En sus casas la hermana chica está enferma, el padre aún no llega de su trabajo temporal y la radio sintoniza una lejana señal de Marruecos, Túnez o Argelia. Países que fueron colonia y que ahora son una carga para el ex imperio. Y en la calle, al menos existe aire, hip hop y gente que está en la misma que ellos. O sea, en ninguna parte
RCB said…
No creo que se deba ir a los suburbios para ver la miseria de algunas ciudades como Londres, Paris, Vancouver, Berlin o Frankfurt. Está ahí mismo, en las estaciones de metro, en los bancos de los parques, debajo de los puentes ferroviarios ... es una realidad que nadie la puede obviar, aunque la gente pase por el lado y haga como que no existiera -también los políticos-. Mi vieja estaba impactada de ver tanto mendigo y pordiosero en el centro de Paris, pues no es lo que uno espera ver de un país que se supone desarrollado ... lo peor es que la gente parece haber perdido el sentido de conmisceración por sus semejantes y salvo excepciones si te caes nadie te ayudará a levantarte (entiéndase textual y extrapolado) .... menos si eres de otra cultura o religión ...
Paz said…
Francia es un caso donde los ideales (politicos, esteticos, etc.) son llevados al extremo, hasta el punto de cegarse a ver la realidad que no coincide con esos parametros. Hoy la realidad golpea, y vaya que es fuerte el contraste...una mini-revolucion! Solo espero que primando el sentido comun, se provoque el cambio que permita que 'la republique' sea verdaderamente la casa de todos.
mmhh.. nada de la vie en rose.. decepción, verdad?
(aunque si caminas al atardecer cuando la noche empieza, sí que es todo rosa)
en fin
un beso
Cuidro said…
El sistema excluye y oculta las miserias. Es así en el mundo incluso en la esuqina de tu casa. Parate, mira y te daras cuenta que con el paso del tiempo las miradas de las personas te irán revelando sus miserias. Una necesidad no sólo de dinero si no que de afecto, de compañía o comprensión.
Miseria del alma que no observas pero que crecen.
La segunda vez que fui a Washignton invitado por Mastercard la recomendación fue clara: el sector para pasear es por delante de la Casa Blanca "no se le ocurra salir de esa área" me decían. LAs estadísticas jsutificaban la capital de USA es la ciudad en donde se producen más asesinatos. Lo que quedaría en evidencia al día siguiente cuando miles de zapatos fueron dejados por madres negras delante de la casa blanca en protesta por las muertes de sus hijos. Algo que recordé tras el paso de Katrina y veía las imagenes que sólo me hacias recordar aquellas imagenes de desastres en Africa.

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