Pomaire City

Nunca he podido ir a Pomaire. Hay algo que lo evita y no se por qué. A veces he llegado a pensar que no existe. Muchos me dicen que, cuando finalmente conozca el pueblito, me voy a decepcionar. Que son dos casas y una callecita empolvada. Pero igual quiero ir.
Mi no-historia con Pomaire se remonta a mis años de colegio. Debo haber estado en cuarto o quinto básico, cuando se organizó un paseo de curso. Me moría de ganas de ir. Era más emocionante que ir a la playa o viajar. Tal vez en esa época, me conformaba con poco. No lo sé.
El caso es que estuve un mes pensando en eso...hasta le pedí a mi mamá que me comprara unas zapatillas que me gustaban. Al llegar el día del paseo, amanecí “volando” en fiebre. Amigdalitis. Y lo único que hice fue llorar...¿qué más podía hacer? A las pocas semanas, las fotos de mis compañeras de curso durante el paseo, estában pegadas en diario mural de la sala de clases.
Así pasaron los años y yo no conocía Pomaire. Hace un tiempo, ya trabajando, comenzamos a hacer una sección de panoramas en el programa. Y el panorama era...Pomaire. La nota, se la asignaron a otra periodista con la consiguiente pica que me dio no poder hacerla. Nunca podía estar reporteando mucho tiempo fuera de la oficina, porque me llamaban quinientas veces para pedirme y preguntarme cosas.
Y, mientras yo hacia mi pega en la oficina, el otro equipo paséo, miró cacharros y comió empanadas de kilo. A esas alturas, yo ya me preguntaba si realmente Pomaire existía. A lo mejor era un espejismo, como Avalon, pero pintoresco y con artesanos en vez de reyes y hechiceras.
La última vez que intenté ir a Pomaire, creo que fue el año pasado, estaba nublado y chispeando y decidimos no ir....pero como soy insistente y estoy empeñada en tener un chanchito de greda, decidimos con Chris que este domingo nos iríamos de paseo al famoso y, hasta ahora, esquivo pueblito.¿Qué posibilidades hay de que me caiga un piano en la cabeza, me atropelle un tren o amanezca con sarampión el domingo? No me queda más que esperar. Un adelanto, Chris lleva dos días enfermo en su casa...sólo espero que la maldición pomairina no lo haya alcanzado a él.

Comments

Ceci said…
Ja, ja, ja…amiga mía, no puedes tener tan mala pata, aunque la enfermedad de Chris me hace dudar de esta afirmación :)

Conocer las gredas y empanadotas de Pomaire, los mimbres de Chimbarongo, los crines de Panimávida o los palafitos de Angelmó, es compartir algo del alma de cada pueblo. Pese a que sólo 100 kilómetros separan a Santiago de Pomaire, sólo una vez, ante de venirme a Canadá, logré llegar allá. Algo tiene esa suerte de “aldea prometida” que encanta y espanta a las santiaguinas.

Fue un viaje casi épico, ya que fui con sólo mi mamá y, increíblemente, NO peleamos!!!!!! Sin duda, algo misterioso tiene Pomaire.
yo said…
Hola Karen,

Tu viaje a Pomaire serà, si no es este finde, el siguiente, o el siguiente. El que la sigue la consigue... si se trata de un lugar a 100 km de stgo. No desesperes. Y cuentamos como te fue.
cariños
katina
plenu said…
Las empanadas que te vas a comer ameritan tu paciencia y perseverancia. Son muy ricas!!
Ya falta poco.
Saludos.
Ceci said…
Y??? Hoy es martes y estoy esperando el reporte oficial: Fueron a Pomaire?
KUNNITO said…
pomaire, no tiene calles de tierra, el 50% de las cosas que se comercializan no es artesania propia del lugar, sino q traen cosas de chimbarongo etc, Las empanadas son ricas dependiendo el lugar, No te recomiendo las de 1kg, quedan crudas... Eso

Suerte.

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