Super Size What?
Anoche vi Super Size Me…y lógicamente le he dado mil vueltas al asunto. Morgan Spurlock se alimenta sólo a base de McDonald’s durante un mes, con las lógicas consecuencias que un bombardeo de sodio, grasas y azúcar pueden causar en una persona. Tiene varias reglas. Entre ellas, debe aceptar cada vez que el dependiente le pregunta si quiere “agrandar su combo”... lo que los estadounidenses llaman super size.
Admito que me encanta la comida chatarra. Dios sabe cuánto me cuesta reemplazar el café por el té verde. Amo los aritos de cebolla. Y McDonalds fue uno de mis favoritos durante mucho tiempo...aunque, ahora prefiero la pizza. Pero después de ver ayer las estadísticas que mostraba el documental, me quedé pensando en la que puede ser la epidemia del Siglo XXI: la obesidad.
En Barnes and Noble compré una novela que se llama “Julie and Julia”. Lo compré sólo porque en la portada sale una foto de mi huevo-batidor y porque me tincó entretenido. Julie Powell, una neoyorquina obsesionada con un libro de cocina escrito por Julia Child –a quien se considera la primera chef estrella de Estados Unidos-, decide realizar todas y cada una de sus recetas dentro del plazo de un año. Interesante es que este proyecto nació como un blog, The Julie/Julia Proyect.
¿A qué voy? Todas las recetas de Julia Child, recetas que aprendió en sus años en el Cordón Bleu de Paris en los años 60, son una bomba de crema, huevos, mantequilla y azúcar. Nadie escribiría hoy un libro de recetas con esa cantidad de colesterol. Pero ahí está representada la llamada Paradoja Francesa. Cómo los franceses pueden mantenerse delgados y sanos con comidas tan calóricas como la Creme Brulee y el queso.
Morgan Spurlock terminó poniendo en peligro su salud. Deprimido, con 11 kilos más y su hígado hecho “paté”. Pero obviamente esto es comida rápida llevada al extremo. Nadie puede mantener un colesterol de 165 a base de hamburguesas, bebidas, nuggets de pollo, papas fritas, milk shakes y sundaes. Claro, él podría haber elegido comer sólo el menú de ensaladas y agua mineral.
Pero, después de ver este documental, pienso que Chile se encamina hacia convertirse en otra Fast Food Nation. La tentación está por todos lados. No en el exceso que muestra Super Size Me. Pero está. Y es evidente cuando uno ve niños con el paquete de papas fritas en la mano, en cualquier parte y a cualquier hora. No soy ejemplo para nadie. Aún no me puedo curar de mi adicción a las ramitas de queso (recaí la semana pasada). Odio las ensaladas. Las como, pero no me gustan. He intentado cambiar mis hábitos, pero con bastante dificultad. Pero siempre he pensado que a futuro quiero ser una mamá que espere con galletas recién hechas a que sus hijos lleguen del colegio. No con comida de microondas ni cajitas felices. Poder tener un huerto. Pero, claro, es un sueño. Si ahora me da lata llegar a cocinar, porque estoy cansada y lo único que quiero es ver televisión...Después de haber visto Super Size Me, me conformo con no convertirme en una McMamá.
Admito que me encanta la comida chatarra. Dios sabe cuánto me cuesta reemplazar el café por el té verde. Amo los aritos de cebolla. Y McDonalds fue uno de mis favoritos durante mucho tiempo...aunque, ahora prefiero la pizza. Pero después de ver ayer las estadísticas que mostraba el documental, me quedé pensando en la que puede ser la epidemia del Siglo XXI: la obesidad.
En Barnes and Noble compré una novela que se llama “Julie and Julia”. Lo compré sólo porque en la portada sale una foto de mi huevo-batidor y porque me tincó entretenido. Julie Powell, una neoyorquina obsesionada con un libro de cocina escrito por Julia Child –a quien se considera la primera chef estrella de Estados Unidos-, decide realizar todas y cada una de sus recetas dentro del plazo de un año. Interesante es que este proyecto nació como un blog, The Julie/Julia Proyect.
¿A qué voy? Todas las recetas de Julia Child, recetas que aprendió en sus años en el Cordón Bleu de Paris en los años 60, son una bomba de crema, huevos, mantequilla y azúcar. Nadie escribiría hoy un libro de recetas con esa cantidad de colesterol. Pero ahí está representada la llamada Paradoja Francesa. Cómo los franceses pueden mantenerse delgados y sanos con comidas tan calóricas como la Creme Brulee y el queso.
Morgan Spurlock terminó poniendo en peligro su salud. Deprimido, con 11 kilos más y su hígado hecho “paté”. Pero obviamente esto es comida rápida llevada al extremo. Nadie puede mantener un colesterol de 165 a base de hamburguesas, bebidas, nuggets de pollo, papas fritas, milk shakes y sundaes. Claro, él podría haber elegido comer sólo el menú de ensaladas y agua mineral.
Pero, después de ver este documental, pienso que Chile se encamina hacia convertirse en otra Fast Food Nation. La tentación está por todos lados. No en el exceso que muestra Super Size Me. Pero está. Y es evidente cuando uno ve niños con el paquete de papas fritas en la mano, en cualquier parte y a cualquier hora. No soy ejemplo para nadie. Aún no me puedo curar de mi adicción a las ramitas de queso (recaí la semana pasada). Odio las ensaladas. Las como, pero no me gustan. He intentado cambiar mis hábitos, pero con bastante dificultad. Pero siempre he pensado que a futuro quiero ser una mamá que espere con galletas recién hechas a que sus hijos lleguen del colegio. No con comida de microondas ni cajitas felices. Poder tener un huerto. Pero, claro, es un sueño. Si ahora me da lata llegar a cocinar, porque estoy cansada y lo único que quiero es ver televisión...Después de haber visto Super Size Me, me conformo con no convertirme en una McMamá.
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Conectados a los iPods hoy, posibles sordos mañana
Agencias
En 2009, cerca de 1.000 millones de estos aparatos digitales deberían circular en el mundo entero.
WASHINGTON.- Más de la mitad de los adolescentes señalaron tener problemas auditivos principalmente después de utilizar los reproductores portátiles de música digital, según un estudio publicado el martes que generó preocupación entre los legisladores estadounidenses.
"La forma en la que la tecnología y, en este caso, el uso desmedido y a muy alto volumen de los reproductores de música afecta nuestra salud es un tema muy importante", destacó Mike Ferguson, legislador por Nueva Jersey (este).
"Debemos llamar a las autoridades de la salud y a los industriales a reflexionar y a tomar medidas", agregó su colega de Massachusetts (noreste), Edward Markey.
Ambos se pronunciaron luego de una conferencia de prensa en Washington de la asociación especializada en problemas auditivos y cognitivos ASHA, que realizó este estudio.
Más de la mitad de los jóvenes estadounidenses señalaron tener problemas auditivos que a su vez los llevan a aumentar el volumen de sus reproductores digitales, retroalimentando el problema.
Fenómeno social
La asociación destacó los riesgos de pérdida auditiva debido al uso de estas nuevas tecnologías que se convirtieron en un verdadero fenómeno social. El reproductor iPod, de Apple, se convirtió en el más popular en su género con más de 22 millones de unidades vendidas en 2005.
En 2009, cerca de 1.000 millones de estos aparatos digitales deberían circular en el mundo entero, agrega el estudio.
La llegada de estos aparatos que permiten horas de música ininterrumpidas (antes se debía cambiar el cassette o el CD) es un factor que agrava el problema, destacaron los expertos.
"Cada vez más fuerte y cada vez más tiempo no es la forma en la que hay que utilizar estos aparatos", estimó Brenda Lonsbury-Martin, especialista médica en audición.
Dean Garstecki, otorrinolaringólogo en la Universidad Northwestern, llama a que los usuarios consuman estos aparatos de forma responsable: manteniendo el volumen al 60% de la escala de sonido y limitándose a una hora de escucha por día. Pero solicitó que los industriales también procedan a realizar modificaciones para reducir el volumen.
En este sentido, Garstecki citó a Francia, que prohibió en 2002 que el volumen de los reproductores digitales sobrepase el nivel de los 100 decibeles. En Estados Unidos los aparatos pueden alcanzar los 115 decibeles.
En Estados Unidos, un consumidor inició una denuncia en nombre del colectivo contra Apple Computer, afirmando que su reproductor iPod puede dañar el oído. Según el demandante, 28 segundos de escucha por día al nivel máximo de 115 decibeles serían capaces de dañar de forma permanente el oído.
Según la demanda, los iPods tienen fallas, ya que los aparatos no contienen advertencias sobre los posibles daños que podrían causar
Y claro, uno entiende con este libro que basicamente hay que volver a lo natural. No se trata de volverte vegetariana, todo lo contrario, hay que comer de todo, pero en porciones moderadas y ojala preparado por uno mismo.
Seria como la dieta del "hagalo usted mismo" y la verdad es que cuesta, pero no porque te de hambre sino porque es un esfuerzo "tener" que cocinar todos los dias, con todo el cansancio a cuestas. Pero al final uno se acostumbra y aprendes trucos para no demorarte mas de 30 minutos en preparar tu comida para el otro dia.
Vale la pena. Slds!
Que dilema. Ayer a la hora de almuerzo miraba a quienes pedían pizza con papas fritas del menú...y casi me pongo a llorar.
por suerte yo tengo alergia y mis comidas obligadamente tiene que ser mega sanas, así es que no corro peligro.. porque soy una verdadera adicta a todo lo calórico, grasoso y chatarriento...
un beso