Second date, dinner and a movie
El domingo fuimos a almorzar al Cajón del Maipo. En buena parte porque yo estaba amurrada y hace varias semanas que quería ir, entonces, esa fue la forma de aplacar la pena de ese día. Gracias al amurramiento me fui de paseo y, además, logré que me llevaran por fin a ver Wallace & Gromit. Hay que verle el lado positivo a las cosas.
El día estaba precioso y yo necesitaba salir de esta ciudad, aunque fuera por un rato. En el camino iba pensando cuánto me gustaría vivir ahí, lejos de las micros y el smog, mirando las montañas. En una casa con chimenea y un taller para escribir y pintar, y una hamaca en el jardín. Nos detuvimos a almorzar en la Hostería Los Ciervos. Sólo éramos nosotros dos y otra pareja más.
En un momento, Chris fue al auto y yo me quedé pendiente de lo que ellos hablaban. El le estaba contando una película. Me costó entender que era Antes de Atardecer, la continuación de Antes de Amanecer que, obviamente, este sujeto no había visto. Según él, los protagonistas (Ethan Hawke y Julie Delpy), volvían al café en el que habían estado en Paris cuando se habían conocido. La película original, en donde ellos se encuentran por primera vez, transcurre en Viena y no en París, pero él nunca lo supo.
“Todo eran planos medios, y uno se identifica con la conversación que era muy banal, pero son temas universales. Era como de cine arte”, le contaba como vendiéndole la pomada. Siguiendo el relato, costaba pensar que habíamos visto la misma película.
Y mientras lo escuchaba, yo pensaba...”second date, dinner and a movie”. No sé por qué, pero ambos tenían cara de ser separados. Esa debe haber sido su segunda o tercera cita. El hablaba fuerte, le hacía cariño al perro del local que deambulaba por ahí y bromeaba con la niña que atendía las mesas. Ella, bien rubia, le ponía atención y reía.
En la otra mesa, nosotros. Que en la mañana habíamos estado hablando del futuro... con una mirada seguramente distinta a la de nuestros “vecinos”. Sin poses. Sin tener que hablar fuerte, aunque ese día yo no tenía muchas ganas de hablar. Porque me da susto pensar en el pasado y mirar hacia el futuro.
El día estaba precioso y yo necesitaba salir de esta ciudad, aunque fuera por un rato. En el camino iba pensando cuánto me gustaría vivir ahí, lejos de las micros y el smog, mirando las montañas. En una casa con chimenea y un taller para escribir y pintar, y una hamaca en el jardín. Nos detuvimos a almorzar en la Hostería Los Ciervos. Sólo éramos nosotros dos y otra pareja más.
En un momento, Chris fue al auto y yo me quedé pendiente de lo que ellos hablaban. El le estaba contando una película. Me costó entender que era Antes de Atardecer, la continuación de Antes de Amanecer que, obviamente, este sujeto no había visto. Según él, los protagonistas (Ethan Hawke y Julie Delpy), volvían al café en el que habían estado en Paris cuando se habían conocido. La película original, en donde ellos se encuentran por primera vez, transcurre en Viena y no en París, pero él nunca lo supo.
“Todo eran planos medios, y uno se identifica con la conversación que era muy banal, pero son temas universales. Era como de cine arte”, le contaba como vendiéndole la pomada. Siguiendo el relato, costaba pensar que habíamos visto la misma película.
Y mientras lo escuchaba, yo pensaba...”second date, dinner and a movie”. No sé por qué, pero ambos tenían cara de ser separados. Esa debe haber sido su segunda o tercera cita. El hablaba fuerte, le hacía cariño al perro del local que deambulaba por ahí y bromeaba con la niña que atendía las mesas. Ella, bien rubia, le ponía atención y reía.
En la otra mesa, nosotros. Que en la mañana habíamos estado hablando del futuro... con una mirada seguramente distinta a la de nuestros “vecinos”. Sin poses. Sin tener que hablar fuerte, aunque ese día yo no tenía muchas ganas de hablar. Porque me da susto pensar en el pasado y mirar hacia el futuro.
Comments
Los niños, el miedo a quedarse sin recursos, a mantener una relación a la fuerza...
Al final ella se había separado, valiente en esta sociedad y habia logrado rehacer su vida con otra pareja. Pensé en que la decisión de formar un hogar es tremenda tal como la que se debe tomar al deshacerlo.
Yo al llegar a casa me acosté. Vi a mi mujer, la abrace, le di un beso y dormí... aún tengo con ella para mucho rato...
Andres